Hoy, mi Amigo: Relato
Hoy mi Amigo, Hermano, Padre y Señor; se reunirá con sus seres queridos en la cena pascual. Compartirá su pan y su vino y lavará los pies de cada uno de ellos. Hoy mi Padre responderá a la pregunta ¿seré yo quién te traicione?: tú lo has dicho.
Hoy mi Amigo irá a hablar con su Padre y en el camino, sin reproche, le dirá a uno de ellos: me negarás tres veces antes de que cante el gallo.
Hoy mi Hermano le dirá a su Padre “Abba, todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”
Hoy mi Señor será apresado como un criminal, siendo Santo; recibirá injurias, azotes, afrentas, heridas en su alma y en su cuerpo.
Y mañana será mal juzgado y condenado a la muerte en cruz por ese mismo pueblo que apenas unos días atrás, sembró de palmas su camino, al grito de “Bendito es el que viene en el nombre de Dios”.
Cubierto de heridas y de infamia, ciñendo una corona de espinas su cabeza, apenas sostenido por sus piernas, cargando la cruz de su calvario, recorrerá el camino hacia la muerte dolorosa. Y pese a las afrentas recibidas, pedirá el perdón para aquellos que lo humillan.
Clamará “Eloi, Eloi, lamá sabchthani?”, mojarán sus labios con vinagre y morirá.
Y todo un día esperaremos, con la sensación de dolor y vacío en el alma. Un eterno e insoportable sábado de soledad y angustia.
Pero el domingo, la pesada piedra de su ausencia, será removida.
Jesús, el Cristo: mi Amigo, Hermano, Padre y Señor volverá, abandonará el infierno, resucitará de entre los muertos, subirá a los cielos y se sentará a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Y desde allí vendrá a juzgarnos, a los que aún estamos vivos y a los que no.
ALABADO, ADORADO Y AMADO SEAS POR SIEMPRE, JESÚS.
¡GLORIA A TI SEÑOR!
Hoy mi Amigo irá a hablar con su Padre y en el camino, sin reproche, le dirá a uno de ellos: me negarás tres veces antes de que cante el gallo.
Hoy mi Hermano le dirá a su Padre “Abba, todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”
Hoy mi Señor será apresado como un criminal, siendo Santo; recibirá injurias, azotes, afrentas, heridas en su alma y en su cuerpo.
Y mañana será mal juzgado y condenado a la muerte en cruz por ese mismo pueblo que apenas unos días atrás, sembró de palmas su camino, al grito de “Bendito es el que viene en el nombre de Dios”.
Cubierto de heridas y de infamia, ciñendo una corona de espinas su cabeza, apenas sostenido por sus piernas, cargando la cruz de su calvario, recorrerá el camino hacia la muerte dolorosa. Y pese a las afrentas recibidas, pedirá el perdón para aquellos que lo humillan.
Clamará “Eloi, Eloi, lamá sabchthani?”, mojarán sus labios con vinagre y morirá.
Y todo un día esperaremos, con la sensación de dolor y vacío en el alma. Un eterno e insoportable sábado de soledad y angustia.
Pero el domingo, la pesada piedra de su ausencia, será removida.
Jesús, el Cristo: mi Amigo, Hermano, Padre y Señor volverá, abandonará el infierno, resucitará de entre los muertos, subirá a los cielos y se sentará a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Y desde allí vendrá a juzgarnos, a los que aún estamos vivos y a los que no.
ALABADO, ADORADO Y AMADO SEAS POR SIEMPRE, JESÚS.
¡GLORIA A TI SEÑOR!